Catorce años después de emigrar a Houston, comenzar a trabajar en la prestigiosa Clínica Anderson, de Houston, e iniciar un trabajo de investigación para hallar un tratamiento eficaz contra el cáncer cerebral, el equipos del neurólogo asturiano Juan Fueyo inició esta misma semana el primer ensayo clínico con pacientes. Un neurocirujano practicó a la enferma seleccionada una pequeña craneotomía a través de la que introdujo una aguja guiada por imágenes de resonancia magnética. Una vez en el tumor inyectó la mitad de la dosis del adenovirus Delta-24 y profundizó hasta el centro donde inyectó el resto. La intervención concluyó con éxito, ahora deberán esperar unas tres semanas para ver los resultados. Sin embargo, le realizarán una resonancia cada siete días, para comprobar la evolución. El objetivo, en palabras de Fueyo, es encontrar en el centro del tumor "un agujero negro" que confirme la eficacia de la terapia.
Este ensayo clínico con el Delta-24, que ya ha funcionado con éxito tanto en cultivos de laboratorio como en ratones, podría revolucionar el tratamiento de los tumores cerebrales, uno de los tipos de cáncer con mayor mortalidad. De hecho, el neurólogo asturiano ya ha publicado multitud de artículos sobre sus investigaciones. Las revistas científicas con mayor peso han ido dejando constancia de muchos de los pasos que ha dado su equipo, del que también forma parte su mujer, la española Candela Gómez. En el año 1998 escribió para Neurology , el órgano oficial de la Academia Americana de Neurología, los trabajos que había hecho en el laboratorio con células en cultivo de glioma. Posteriormente, tras el trabajo con ratones, aparecieron dos artículos en el Journal of Nacional Cancer Institute, uno en el 2003, que impulsó el ensayo, y el segundo en el 2007.
La paciente seleccionada para iniciar el ensayo clínico --que según el propio Juan Fueyo explica está muy emocionada por probar un tratamiento pionero en el mundo-- es una mujer a la que diagnosticaron un glioma maligno. A pesar de haber pasado por quirófano para extirparle el tumor, de haberse sometido a radioterapia y de haber sido tratada con temozolomida, un compuesto químico que se usa para abordar los cánceres cerebrales, el glioma apareció de una manera más agresiva. Le afecta ya a la visión y se está extendiendo a áreas cercanas.
Estas eran en realidad las características que el equipo del neurólogo asturiano determinó para los pacientes que iban a entrar en el ensayo clínico. La idea era probar con enfermos ya tratados por los sistemas habituales sin resultados positivos. El objetivo es atacar las células madre que se encuentran dentro de la zona infectada por el tumor y atacarlas sin dañar el resto de células ni de tejidos cercanos. Sería, por tanto, una terapia con pocos efectos secundarios, algo que no es muy habitual en los actuales tratamientos contra el cáncer. El propio Fueyo reconoce que los neurólogos no han conseguido "propiciar un avance definitivo en los tumores cerebrales, de hecho en esto de progresar somos los últimos de la fila". Este asturiano explica que "en más de 20 años de ensayos clínicos, las agencias reguladoras de medicamentos de los Estados Unidos sólo han conseguido aprobar un fármaco, la temozolomida, para el tratamiento del cáncer cerebral y el pronóstico de los pacientes sigue siendo peor de lo que nos gustaría, con muy pocos casos de total curación".
Construir el Delta-24, ese adenovirus que ya está luchando contra el tumor de una paciente, no fue fácil. Fueyo explica que atravesaron todo tipo de fases. Fue difícil en el aspecto técnico, porque carecían de experiencia para clonar células; porque en el primer experimento la dosis que utilizaron era tan impura que tardó tres semanas en hacer efecto, cuando ellos ya estaban a punto de tirar la toalla; y porque el coste del trabajo es muy elevado. El neurólogo asturiano asegura que el Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos aporta oficialmente al proyecto un millón de dólares, pero, al final, ha terminado destinando entre 4 y 5 millones más. El ensayo se está pagando con dinero filantrópico. Un millonario decidió donar fondos para la investigación a la Clínica Anderson. El hospital organizó una especie de concurso que ganó el equipo de Juan Fueyo, que consiguió algo más de un millón de dólares más de un empresario propietario de grandes superficies.
El primer paciente es una realidad. Lo seleccionaron los oncólogos, que junto con los investigadores escribieron el protocolo clínico. Tras la intervención pasará tres días controlado en el hospital y será dado de alta. Esta terapia pionera puede cambiarle la vida, como lo ha hecho con el equipo de Fueyo: "Todo este proceso nos ha transformado, a nosotros y un poco también a nuestras familias. Vemos realizado un pequeño plan. Hemos alcanzado una meta".
Este ensayo clínico con el Delta-24, que ya ha funcionado con éxito tanto en cultivos de laboratorio como en ratones, podría revolucionar el tratamiento de los tumores cerebrales, uno de los tipos de cáncer con mayor mortalidad. De hecho, el neurólogo asturiano ya ha publicado multitud de artículos sobre sus investigaciones. Las revistas científicas con mayor peso han ido dejando constancia de muchos de los pasos que ha dado su equipo, del que también forma parte su mujer, la española Candela Gómez. En el año 1998 escribió para Neurology , el órgano oficial de la Academia Americana de Neurología, los trabajos que había hecho en el laboratorio con células en cultivo de glioma. Posteriormente, tras el trabajo con ratones, aparecieron dos artículos en el Journal of Nacional Cancer Institute, uno en el 2003, que impulsó el ensayo, y el segundo en el 2007.
La paciente seleccionada para iniciar el ensayo clínico --que según el propio Juan Fueyo explica está muy emocionada por probar un tratamiento pionero en el mundo-- es una mujer a la que diagnosticaron un glioma maligno. A pesar de haber pasado por quirófano para extirparle el tumor, de haberse sometido a radioterapia y de haber sido tratada con temozolomida, un compuesto químico que se usa para abordar los cánceres cerebrales, el glioma apareció de una manera más agresiva. Le afecta ya a la visión y se está extendiendo a áreas cercanas.
Estas eran en realidad las características que el equipo del neurólogo asturiano determinó para los pacientes que iban a entrar en el ensayo clínico. La idea era probar con enfermos ya tratados por los sistemas habituales sin resultados positivos. El objetivo es atacar las células madre que se encuentran dentro de la zona infectada por el tumor y atacarlas sin dañar el resto de células ni de tejidos cercanos. Sería, por tanto, una terapia con pocos efectos secundarios, algo que no es muy habitual en los actuales tratamientos contra el cáncer. El propio Fueyo reconoce que los neurólogos no han conseguido "propiciar un avance definitivo en los tumores cerebrales, de hecho en esto de progresar somos los últimos de la fila". Este asturiano explica que "en más de 20 años de ensayos clínicos, las agencias reguladoras de medicamentos de los Estados Unidos sólo han conseguido aprobar un fármaco, la temozolomida, para el tratamiento del cáncer cerebral y el pronóstico de los pacientes sigue siendo peor de lo que nos gustaría, con muy pocos casos de total curación".
Construir el Delta-24, ese adenovirus que ya está luchando contra el tumor de una paciente, no fue fácil. Fueyo explica que atravesaron todo tipo de fases. Fue difícil en el aspecto técnico, porque carecían de experiencia para clonar células; porque en el primer experimento la dosis que utilizaron era tan impura que tardó tres semanas en hacer efecto, cuando ellos ya estaban a punto de tirar la toalla; y porque el coste del trabajo es muy elevado. El neurólogo asturiano asegura que el Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos aporta oficialmente al proyecto un millón de dólares, pero, al final, ha terminado destinando entre 4 y 5 millones más. El ensayo se está pagando con dinero filantrópico. Un millonario decidió donar fondos para la investigación a la Clínica Anderson. El hospital organizó una especie de concurso que ganó el equipo de Juan Fueyo, que consiguió algo más de un millón de dólares más de un empresario propietario de grandes superficies.
El primer paciente es una realidad. Lo seleccionaron los oncólogos, que junto con los investigadores escribieron el protocolo clínico. Tras la intervención pasará tres días controlado en el hospital y será dado de alta. Esta terapia pionera puede cambiarle la vida, como lo ha hecho con el equipo de Fueyo: "Todo este proceso nos ha transformado, a nosotros y un poco también a nuestras familias. Vemos realizado un pequeño plan. Hemos alcanzado una meta".
La Voz de Asturias
Sabéis que quiero el nombre de esta gente que trabaja en avances auténticos, que los admiro aquí está uno y es paisano mío, el cáncer de cerebro nada menos y sin técnicas excesivamente agresivas, destruye las células madre que son las que vuelven a hacer recaer al enfermo después de haber sido tratado con radio y quimio, que es a quien lo quiere probar, se habían quedado sin dinero pero el prestigio de sus publicaciones ha hecho que apareciera el dinero de un magnate, gracias a él y Juan Fueyo es otro de esos héroes que se merecen nuestro reconocimeinto aquí está el mío y a su equipo también en especial a su esposa (Candelaria Gómez) que forma parte de él.
4 comentarios:
Todo lo que sea por curar este tipo de enfermedades se merecen que se les nombre. Un abrazo
Muy interesante silvo, espero que en el futuro el cancer ya no sea un problema de salud,
Saludos
Te voy a confesar una cosa pro_mágica y tengo testigos llevo ya varios años afirmando que el día que se descubra lo fácil que es curar o amortuguar el cáncer que se van a tirar de los pelos, y sospecho que lo tienen ahí, exáctamente igual que cuando no te acuerdas de un nombre pero sabes que está a punto de salir, dices: "está en la punta de la lengua", así me parece que va a ser.
Un fuerte abrazo y un beso
Hanna deseo lo mismo que tú, ya está bien de una enfermedad que se ha llevado amuch@s de l@s nuestr@s.
un beso
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