Sus zapatos y los que tiene en el armario, más sus prendas de cuero, unido al sofá de piel del salón o los asientos de cuero del coche contribuyen a deforestar la selva del Amazonas.
El cuero procedente de millones de cabezas de ganado para la industria de la piel se produce en gran medida en Brasil, el mayor exportador mundial de esta materia prima, a la que hasta ahora no se le había atribuido una más que evidente huella ecológica.
Ha sido Greenpeace quien ha dado la voz de alarma: los 205 millones de cabezas de ganado vacuno que se alimenta en los pastos de la Amazonia arrebatados a la selva, contribuyen de manera decisiva a la destrucción del mayor pulmón del planeta y por tanto al cambio climático. El informe Impacto de la ganadería en la Amazonia, no sólo denuncia la expansión de la ganadería en Brasil a costa del mayor captador de carbono terrestre, sino de sus consecuencias para el calentamiento global.
Más de 200 millones de vacas hacen de Brasil el mayor exportador de pieles. (Foto: Daniel Beltrá-Greenpeace)
Entre 2000 y 2007 se han destruido 154.000 kilómetros cuadrados de la selva, una extensión mayor que Grecia. Y aunque Brasil no es un país industrializado, es el cuarto país más contaminante del mundo. El 75% de las emisiones de CO2 de la mayor economía de Sudamérica provienen precisamente de la deforestación.
La destrucción de la selva viene ocurriendo aceleradamente desde hace más de tres décadas, impulsada por el apoyo del Gobierno a la colonización del territorio y el desarrollo de infraestructuras con ese fin. Tras la tala ilegal de madera todavía en curso, ilegal quema y tras ella la agricultura y la ganadería, que por el bajo precio del suelo logran producir a precios muy competitivos, lo que hacen de Brasil el mayor exportador del mundo de madera, carne y pieles.
Si hace unos años, las ONG denunciaban la destrucción de la selva para cultivar soja con destino a los biocombustibles o la ganadería y el coste insostenible de la producción de carne para las grandes cadenas de hamburgueserías, ahora le ha llegado el turno a las pieles; la industria del cuero.
«Brasil tiene un papel muy importante ante los efectos del cambio climático y debe ser capaz de reducir la deforestación a cero antes de 2015», defiende Greenpeace en su informe mundial.
No obstante, Greenpeace asegura que no pretenden hacer una campaña contra la expansión de la ganadería en Brasil, sino a favor de que este país «adopte el objetivo Deforestación Cero para 2015, para evitar el cambio climático».
Lo que sí va a realizar la organización ecologista es una campaña entre los sectores industriales europeos y norteamericanos para que suspendan sus importaciones de cuero o carne «procedente de empresas ganaderas brasileñas vinculadas a la deforestación ilegal o a condiciones de semiesclavitud de sus trabajadores».
«La ganadería tiene un impacto social nefasto en la Amazonia. Más de 3.000 trabajadores fuero liberados de explotaciones ganaderas en las que vivían en régimen de semiesclavitud», asegura la ONG.
Otro efecto pernicioso es el metano expulsado por las flatulencias del ganado. Las moléculas de metano son 60 veces más activos en en el efecto invernadero que las de CO2. Se calcula que el potencial de emisión de gases de efecto invernadero del ganado bovino es de 13 kilogramos de CO2 equivalente por kilo de carne. «Esto significa que comer un kilo de carne genera la misma cantidad de gases de efecto invernadero que un pasajero en un vuelo de 100 kilómetros», asegura el informe. La cifra duplica la huella de carbono de la carne de pollo o de porcino.
Ante el cúmulo de argumentos, Greenpeace considera que Brasil debe de apoyar el nuevo protocolo que surja de la Cumbre del Clima de Copenhague en diciembre próximo, que incluya un Fondo Internacional para la Reducción de las Emisiones por deforestación y Degradación de los Bosques (REDD). Este acuerdo que se viene discutiendo desde hace años se debe firmar este año para canalizar fondos a los países con selvas tropicales que eviten la deforestación.
Brasil ya ha presentado un plan para detener la deforestación en 2015 en un 70%. Sin embargo Greenpeace considera que debe ser en su totalidad y que cinco años antes debe establecer una moratoria. Si se logra, la huella de nuestros zapatos será menos destructiva
El cuero procedente de millones de cabezas de ganado para la industria de la piel se produce en gran medida en Brasil, el mayor exportador mundial de esta materia prima, a la que hasta ahora no se le había atribuido una más que evidente huella ecológica.
Ha sido Greenpeace quien ha dado la voz de alarma: los 205 millones de cabezas de ganado vacuno que se alimenta en los pastos de la Amazonia arrebatados a la selva, contribuyen de manera decisiva a la destrucción del mayor pulmón del planeta y por tanto al cambio climático. El informe Impacto de la ganadería en la Amazonia, no sólo denuncia la expansión de la ganadería en Brasil a costa del mayor captador de carbono terrestre, sino de sus consecuencias para el calentamiento global.
Más de 200 millones de vacas hacen de Brasil el mayor exportador de pieles. (Foto: Daniel Beltrá-Greenpeace)
Entre 2000 y 2007 se han destruido 154.000 kilómetros cuadrados de la selva, una extensión mayor que Grecia. Y aunque Brasil no es un país industrializado, es el cuarto país más contaminante del mundo. El 75% de las emisiones de CO2 de la mayor economía de Sudamérica provienen precisamente de la deforestación.
La destrucción de la selva viene ocurriendo aceleradamente desde hace más de tres décadas, impulsada por el apoyo del Gobierno a la colonización del territorio y el desarrollo de infraestructuras con ese fin. Tras la tala ilegal de madera todavía en curso, ilegal quema y tras ella la agricultura y la ganadería, que por el bajo precio del suelo logran producir a precios muy competitivos, lo que hacen de Brasil el mayor exportador del mundo de madera, carne y pieles.
Si hace unos años, las ONG denunciaban la destrucción de la selva para cultivar soja con destino a los biocombustibles o la ganadería y el coste insostenible de la producción de carne para las grandes cadenas de hamburgueserías, ahora le ha llegado el turno a las pieles; la industria del cuero.
«Brasil tiene un papel muy importante ante los efectos del cambio climático y debe ser capaz de reducir la deforestación a cero antes de 2015», defiende Greenpeace en su informe mundial.
No obstante, Greenpeace asegura que no pretenden hacer una campaña contra la expansión de la ganadería en Brasil, sino a favor de que este país «adopte el objetivo Deforestación Cero para 2015, para evitar el cambio climático».
Lo que sí va a realizar la organización ecologista es una campaña entre los sectores industriales europeos y norteamericanos para que suspendan sus importaciones de cuero o carne «procedente de empresas ganaderas brasileñas vinculadas a la deforestación ilegal o a condiciones de semiesclavitud de sus trabajadores».
«La ganadería tiene un impacto social nefasto en la Amazonia. Más de 3.000 trabajadores fuero liberados de explotaciones ganaderas en las que vivían en régimen de semiesclavitud», asegura la ONG.
Otro efecto pernicioso es el metano expulsado por las flatulencias del ganado. Las moléculas de metano son 60 veces más activos en en el efecto invernadero que las de CO2. Se calcula que el potencial de emisión de gases de efecto invernadero del ganado bovino es de 13 kilogramos de CO2 equivalente por kilo de carne. «Esto significa que comer un kilo de carne genera la misma cantidad de gases de efecto invernadero que un pasajero en un vuelo de 100 kilómetros», asegura el informe. La cifra duplica la huella de carbono de la carne de pollo o de porcino.
Ante el cúmulo de argumentos, Greenpeace considera que Brasil debe de apoyar el nuevo protocolo que surja de la Cumbre del Clima de Copenhague en diciembre próximo, que incluya un Fondo Internacional para la Reducción de las Emisiones por deforestación y Degradación de los Bosques (REDD). Este acuerdo que se viene discutiendo desde hace años se debe firmar este año para canalizar fondos a los países con selvas tropicales que eviten la deforestación.
Brasil ya ha presentado un plan para detener la deforestación en 2015 en un 70%. Sin embargo Greenpeace considera que debe ser en su totalidad y que cinco años antes debe establecer una moratoria. Si se logra, la huella de nuestros zapatos será menos destructiva
elmundo
Hay que cuidar el planeta es algo obligatorio, lo llevo diciendo ya varias veces, no nos sirve de nada cuidar nustra casa si fuera se hace irrespirable la atmósfera ya que la casa continuará y nosotros no.
A Brasil lógicamente hay que dejarla desarrollarse y si se le pide que deje de cultivar algo por el bien del planeta, se le debe compensar por ello, quizás debe teenr acceso a nuevas tecnologías, lo que no puede ser es que no pueda crecer económicamente, además el resto también debe aplicarse el cuento, si hay que cuidar el planeta, que si lo hay que hacer, debemos hacerlo todos.
Los compradores de productos que proceden de explotaciones de este tipo también tenemos algo que decir, si os fijáis, a última hora, depende todo del montón de consumidores que somos nosotros, así que a concienciarse que nosotros si podemos cambiar las cosas.
Y esos pirómanos que les den duro, que es cierto que los vejetales son los mejores fijadores del dióxido de carbono y los pulmones del planeta ya que nos surtesn de oxígeno y nosotros en condiciones anaerobias (sin oxígeno) no podemos sobrevivir.
Lo que no entiendo del artículo, es esto : . «Esto significa que comer un kilo de carne genera la misma cantidad de gases de efecto invernadero que un pasajero en un vuelo de 100 kilómetros», ¿qué contamina un pasajero dentro de un avión?, es que seguramente después de sesudas cuntas han llegado a calcular lo que contamina el avión, y como saben el número de pasajeros, terminana llegando a esas absurdas conclusiones.
4 comentarios:
El Amazonas lo están destrozando a cachos: un cacho lo talan, otro lo incendian, en otro construyen. Poco a poco acaban con la selva. Los que lo hacen no son conscientes del perjuicio que causan o bien no les importa lo más mínimo.
Aquí ,lo único que interesa es el beneficio económico, Edmond, hay que revertir esos valores, no es más quien mas bienes materiales tiene, el pensar lo contrario trae el egoismo y no es bueno para la naturaleza como puede verse, saludos
Siempre igual los países desarrollados chupando a los que no lo son, ¿cómo se van a desarrollar entonces si les quitamos las materias?
No me gustan las pieles porque no matan a animales por comer, si no, por dinero y eso es asqueroso. Es como el marfil y los diamantes, países ricos en materias son muy pobres porque se comercializa con contrabando.
Saludos
Si Hanna y no les dejan crecer para seguir manteniendo la supremacía sobre esos paises, y pieles cada animal, incluidos nosotr@s, tiene la suya, tienes toda la razón, besos
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