La cabra tira al monte y a Angela Merkel, que creció en la RDA y con el ruso como primera lengua extranjera en la escuela, se le va la mano a la hora de situar en el mapa la capital alemana. Había acudido la canciller a uno de esos cursos de integración previos al examen de lengua, cultura y Constitución alemana que debe aprobar cualquier inmigrante para obtener permiso de residencia, y, muy entusiasta ella, decidió participar como el resto de los alumnos.
Mira que la pregunta que le tocó era fácil, situar en un mapa mudo su ciudad de nacimiento. Antes que ella habían pasado por esa prueba dos inmigrantes africanos, un vietnamita y una peruana que consiguieron salir airosos. Merkel, como dato de referencia para situar Hamburgo, buscó Berlín. Y ahí es cuando el dedo se le va a los reinos de Vladimir Putin y la profesora, un tanto acongojada, le señala en voz baja que "un poco más abajo".
"¿Cómo? ¿Más abajo? ¿Y entonces qué es esto?", pregunta la canciller tozuda, sin levantar el índice de las afueras de Moscú. "Es Rusia", le aclara la profesora. "¡Vaya! ¿Tan cerca?", sigue Merkel, erre que erre
elmundo
No sabe situar en un mapa mudo su capital pero si sabe como fastidiarnos, esta mujer es a quien hacen caso nuestros políticos, el víseo puede verse en esta URL:
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/05/28/internacional/1338233749.html
2 comentarios:
pocos dirigentes en el mundo actuales pasarian la prueba del algodon
Pues van de listos, saludos anónimo
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