La entrada de la iniciativa privada en la carrera espacial ya es un hecho. La primera cápsula fabricada por una empresa está a punto de despegar rumbo a la Estación Espacial Internacional (ISS). El lanzamiento, desde Cabo Cañaveral, en Florida (EEUU), está previsto para las 4.55 horas del sábado (las 10.55 en España).
Todo es fruto de la iniciativa de Elon Musk, un ingeniero sudafricano que se hizo de oro con la venta de PayPal y divide ahora su tiempo entre su compañía de coches eléctricos y su voluntad de convertirse en el nuevo rey de la carrera espacial. Su sueño es fundar una colonia en la superficie de Marte, pero eso queda todavía lejano.
De momento, su primer paso va a ser enviar una nave con media tonelada de agua y alimentos a la Estación Espacial Internacional. El lanzamiento se presenta como un hito por muchos motivos. Pero el más importante es que inaugura la nueva era de la carrera espacial. Una era que deberán liderar visionarios como Musk por el repliegue de los gobiernos y los recortes presupuestarios, que han convertido el espacio en un lujo que el contribuyente no se puede permitir.
La cápsula por ahora no tripulada que Musk se propone enviar al espacio responde al nombre de Dragon y su vuelo forma parte de un plan diseñado por la Casa Blanca para eximir a la NASA de sus misiones más rutinarias y centrar sus esfuerzos en otras empresas.
La compañía de Musk se llama SpaceX y en 2008 firmó un contrato por 12 vuelos. Sus responsables se comprometen a llevar víveres y experimentos a la estación y reciben a cambio unos 1.200 millones de euros. Una cifra que se multiplica por dos si todas las misiones se completan con éxito.
SpaceX tiene su sede en un hangar californiano y tiene en nómina a unas 1.700 personas. La mayoría son ingenieros veinteañeros que trabajan en un entorno sin despachos. En el vestíbulo se puede ver una fotografía de Marte y un retrato de Wernher von Braun: el científico alemán que creó el cohete V2 para los nazis y se redimió luego diseñando el cohete que llevó al hombre a la Luna. La compañía estudia abrir sedes nuevas en Texas y Florida para hacer frente al aluvión de encargos que tiene pendiente: unos 40 cohetes en cinco años para poner en órbita satélites de Tailandia, Israel, Argentina, Taiwán y Canadá.
Otras empresas también en la carrera
SpaceX no es la única empresa que compite en esta nueva carrera espacial. La compañía Orbital Sciences también recibe ya dinero de la NASA y se propone hacer su primer vuelo de prueba en los próximos meses. Otras tres empresas avanzan algo más rezagadas: una filial de Boeing, la californiana Sierra Nevada y Blue Origin, capitaneada por el fundador de Amazon Jeff Bezos.
Todas aspiran a enviar un día seres humanos al espacio. Entre otras cosas para explotar el filón del turismo espacial. En este aspecto les lleva ventaja el empresario británico Richard Branson, que en otoño inauguró en Nuevo México un aeropuerto espacial y ha empezado a vender billetes por un precio que ronda los 170.000 euros. El modelo no termina de convencer a Musk, que no tiene claro que una persona quiera pagar ese precio por dar vueltas a la Tierra. Él prefiere pensar en la posibilidad de vender billetes a Marte y calcula que su empresa podría hacerlo una década después del primer viaje al Planeta Rojo. Pero primero es necesario emprender ese viaje y no se antoja fácil porque el trayecto duraría unos seis meses y los astronautas deberían solucionar cualquier problema por sí mismos por el retardo en las comunicaciones.
El fundador de SpaceX sueña con un cohete propulsado con metano que viaje allí con regularidad y haga viable fundar una colonia permanente en el planeta. El coste del viaje rondaría los 380.000 euros. O lo que es lo mismo: el precio de la casa de una familia californiana de clase media. “Estoy seguro de que habría gente suficiente que vendería su casa para mudarse a Marte”, asegura Musk. ¿Y él? “Por supuesto que iría”, decía recientemente en las páginas en la revista “Forbes”. “Sería maravilloso nacer en la Tierra y morir en Marte... Aunque esperemos que no en el momento del aterrizaje”.
elmundo
El mundo en una crisis los gobiernos sin fondos para el desarrollo espacial pero los particulares los tienen, este empresario, al menos, invierte que hay mucho dinero parado, este empreario sueña conque la gente quiera viajar a Marte vendiendo su casa, desde luego que yo no lo haría
La entrada de la iniciativa privada en la carrera espacial no termina de dar el paso en firme. El lanzamiento de la primera cápsula fabricada por una empresa, que iba a despegar rumbo a la Estación Espacial Internacional (ISS) desde Cabo Cañaveral, en Florida (EEUU) a las 4.55 horas del sábado (las 10.55 en España), ha sido abortado en el último momento, según informó la agencia espacial estadounidense NASA.
La cuenta atrás en Cabo Cañaveral (Florida) se llevó a cabo y todos los sistemas parecían funcionar normalmente, pero los motores no se encendieron, y minutos después la NASA indicó que se había suspendido el lanzamiento.
Ya vemos que no se encendieron los motores por lo que el lanzamiento ha sido suspendido en plena cuenta atrás
2 comentarios:
Silvo, o seara frumoasa, te imbratisez, Odorica
Muy buen fin de semana y un abrazo Odorica!
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