2 de febrero de 2009.- Su historia es carne de un trágico culebrón. La palestina Khaleda Ghosheh ha vivido tantas desgracias en sus 35 años que un día decidió contarlo todo en un libro, 'Secretos de la Vida'.
Podría haberlo titulado 'Secretos de la Pesadilla', iniciada cuando su familia emigró a Estados Unidos y ella, sin visado, fue abandonada a la custodia de su hermana mayor en Shuafat (Jerusalén Este). "Un día volví del colegio y un grupo de personas me esperaba en casa. Mi hermana señaló un hombre mayor y me dijo: Es tu futuro marido". Khaleda tenía 13 años. El, 27 años. "Estaba muy asustada. Esperé al día siguiente para ir al colegio pensando que los profesores me ayudarían", relata.
Falsas ilusiones. Tres días después, su hermana la sacó de clase y se la llevó al Tribunal religioso islámico para registrar el matrimonio."Me arrodillé ante el juez, le besé la mano y le supliqué llorando que no dejara que me casara. Pero el padre del hombre le dio 60 dinares y aprobó el matrimonio", nos explica como si fuera ayer mismo.
Noche de bodas. Hotel Intercontinental en Jerusalén. Khaleda, una niña virgen de 13 años, prefiere el suicidio a hacer el amor con ese hombre, su impuesto marido. Intenta escaparse pero él lo evita con golpes y latigazos. "Le dije que le odiaba y me pegó. De esa noche solo recuerdo que fue una violación. Con 13 años ya era una mujer", recuerda para añadir: "Era un hombre muy malo. Me solía pegar para conseguir mi cuerpo. Me encerró 21 días en un cuarto. Yo tenía un cabello muy bonito y me lo cortó como castigo".
Tras esas tres oscuras semanas, consiguió escaparse a la casa de su hermana donde se desmayó. 12 días en coma después, se despertó en un hospital de Jerusalén, con su madre llegada de Estados Unidos y dos noticias: tendrá el divorcio pero también un hijo. Khaleda, obligada a ser madre con 13 años, vio cómo en el día del parto la familia del padre le quitaba el bebe. "Fue un secuestro", acusa.
La niña-mujer se fue con su madre a EEUU y luego viajó a España a buscar a su padre del que no tenía contacto alguno. No lo encontró y volvió a Jerusalén. El regreso fue duro. En el Instituto, todos sabían que 'la nueva', de 17 años, era madre y divorciada. Boicot social asegurado. Pero su belleza e inteligencia se impusieron y en poco tiempo muchos pretendientes intentaron su suerte. Ella estaba harta de todo y de todos: "Odio a los hombres ya que la mayoría solo quiere una cosa, sexo".
Decidió irse a estudiar a Londres, donde se enamora de un vendedor de coches libanés. Por fin su vida tomaba el rumbo de la felicidad. Pero en su día más alegre, el de la boda, le informan de la muerte de su madre. La fiesta se anula pero se casan. Dos semanas después de tener a su hijo Malac, su marido muere atropellado por un camión.
Destrozada y con un hijo, Khaleda regresa a Jerusalén pero la eclosión en el 2000 de la Intifada y el recrudecimiento de la violencia entre israelíes y palestinos la deja sin trabajo. En casa y con mucho tiempo libre para escribir su biografía, más creativa que un guión televisivo.
Hace cuatro años, una llamada telefónica de un joven palestino le hizo temblar. "Cuando escuché su voz, enseguida me di cuenta que era mi hijo. No le había visto desde que le traje al mundo", recuerda. Pese a su inicial oposición, Khaleda se reunió con el muchacho, de 18 años. "Nos abrazamos, hablamos y nada más. No sentí que era su madre", recuerda.
El hijo le confesó que la había visto por el barrio preguntando a la gente "quien es esa chica tan guapa". Tras semanas de intriga, le dijeron que era su madre. "Hoy tengo dos hijos, de 15 y de 22 aunque no siento que el mayor sea mío porque me lo robaron", comenta Khaleda que hoy dirige 'Hatoun', una revista palestina. "Ahora nuestra sociedad es más igualitaria que antes pero aun falta mucho por luchar. Mi libro se repartió en las escuelas para que las nuevas generaciones de palestinas aprendan a defenderse. Cuando una persona es apaleada, no piensa que es un ser humano. Si una chica es maltratada debe protestar y si no hay cambios, divorciarse", opina.
Vive sola con su hijo. No depende de nadie y ya no huye de los fantasmas del pasado. Al frente de una asociación en defensa de la mujer, resume: "Aquí hay violencia domestica pero nadie habla de ella. Mi sueño es ayudar a las palestinas, que reivindiquen sus derechos. Y que tengamos nuestro propio Estado".
Podría haberlo titulado 'Secretos de la Pesadilla', iniciada cuando su familia emigró a Estados Unidos y ella, sin visado, fue abandonada a la custodia de su hermana mayor en Shuafat (Jerusalén Este). "Un día volví del colegio y un grupo de personas me esperaba en casa. Mi hermana señaló un hombre mayor y me dijo: Es tu futuro marido". Khaleda tenía 13 años. El, 27 años. "Estaba muy asustada. Esperé al día siguiente para ir al colegio pensando que los profesores me ayudarían", relata.
Falsas ilusiones. Tres días después, su hermana la sacó de clase y se la llevó al Tribunal religioso islámico para registrar el matrimonio."Me arrodillé ante el juez, le besé la mano y le supliqué llorando que no dejara que me casara. Pero el padre del hombre le dio 60 dinares y aprobó el matrimonio", nos explica como si fuera ayer mismo.
Noche de bodas. Hotel Intercontinental en Jerusalén. Khaleda, una niña virgen de 13 años, prefiere el suicidio a hacer el amor con ese hombre, su impuesto marido. Intenta escaparse pero él lo evita con golpes y latigazos. "Le dije que le odiaba y me pegó. De esa noche solo recuerdo que fue una violación. Con 13 años ya era una mujer", recuerda para añadir: "Era un hombre muy malo. Me solía pegar para conseguir mi cuerpo. Me encerró 21 días en un cuarto. Yo tenía un cabello muy bonito y me lo cortó como castigo".
Tras esas tres oscuras semanas, consiguió escaparse a la casa de su hermana donde se desmayó. 12 días en coma después, se despertó en un hospital de Jerusalén, con su madre llegada de Estados Unidos y dos noticias: tendrá el divorcio pero también un hijo. Khaleda, obligada a ser madre con 13 años, vio cómo en el día del parto la familia del padre le quitaba el bebe. "Fue un secuestro", acusa.
La niña-mujer se fue con su madre a EEUU y luego viajó a España a buscar a su padre del que no tenía contacto alguno. No lo encontró y volvió a Jerusalén. El regreso fue duro. En el Instituto, todos sabían que 'la nueva', de 17 años, era madre y divorciada. Boicot social asegurado. Pero su belleza e inteligencia se impusieron y en poco tiempo muchos pretendientes intentaron su suerte. Ella estaba harta de todo y de todos: "Odio a los hombres ya que la mayoría solo quiere una cosa, sexo".
Decidió irse a estudiar a Londres, donde se enamora de un vendedor de coches libanés. Por fin su vida tomaba el rumbo de la felicidad. Pero en su día más alegre, el de la boda, le informan de la muerte de su madre. La fiesta se anula pero se casan. Dos semanas después de tener a su hijo Malac, su marido muere atropellado por un camión.
Destrozada y con un hijo, Khaleda regresa a Jerusalén pero la eclosión en el 2000 de la Intifada y el recrudecimiento de la violencia entre israelíes y palestinos la deja sin trabajo. En casa y con mucho tiempo libre para escribir su biografía, más creativa que un guión televisivo.
Hace cuatro años, una llamada telefónica de un joven palestino le hizo temblar. "Cuando escuché su voz, enseguida me di cuenta que era mi hijo. No le había visto desde que le traje al mundo", recuerda. Pese a su inicial oposición, Khaleda se reunió con el muchacho, de 18 años. "Nos abrazamos, hablamos y nada más. No sentí que era su madre", recuerda.
El hijo le confesó que la había visto por el barrio preguntando a la gente "quien es esa chica tan guapa". Tras semanas de intriga, le dijeron que era su madre. "Hoy tengo dos hijos, de 15 y de 22 aunque no siento que el mayor sea mío porque me lo robaron", comenta Khaleda que hoy dirige 'Hatoun', una revista palestina. "Ahora nuestra sociedad es más igualitaria que antes pero aun falta mucho por luchar. Mi libro se repartió en las escuelas para que las nuevas generaciones de palestinas aprendan a defenderse. Cuando una persona es apaleada, no piensa que es un ser humano. Si una chica es maltratada debe protestar y si no hay cambios, divorciarse", opina.
Vive sola con su hijo. No depende de nadie y ya no huye de los fantasmas del pasado. Al frente de una asociación en defensa de la mujer, resume: "Aquí hay violencia domestica pero nadie habla de ella. Mi sueño es ayudar a las palestinas, que reivindiquen sus derechos. Y que tengamos nuestro propio Estado".
elmundo
Ni en nombre de la religión, ni en nombre de dios, ni en nombre de nadie, lo que le ha sucedido y lo que aún le sucede a Khleda no tiene nombre, el ser humano posee derecho, obligación, a la libertad, sin ella no somos nadie, entendiendo por libertad los límites propios de no estorbar la de l@s demás, llegó a odiar, aún debe de quedarle algo, a los hombres y es que después de lo que le han hecho no es de extrañar, pobre mujer, la obligan a casarse a los 13 años, pide ayuda en el colegio y no se la dan, estaba en USA, si el país que presume de ser primera potencia mundial, la obligan a ser madre, la han violentado, quiero decirte una cosa Khaleda, he leido que te "hicieron mujer a los 13 años", lo has dicho tú y no es cierto te estropearon la vida a los 13 años tú eres mujer desde siempre y das un millón de vueltas a tod@s es@s talibanes, lo del reencuentro con el hijo, es que es demasiado te obligan a hacerlo, a tenerlo ( nacer) y te lo quitan, ese dios al que apelan no existe o le usan para sus intereses, encontraste en Londres la posibilidad de vivir por fin, y eso que el día de tu boda muere tu madre, y ese hombre, que habrás visto no somos todos iguales, le atropella un camión, `piensa en tus hijos, que tu libro ayude a que se acaben estas barbaridades, que la libertad es todo, que hay que pelearla, siempre ha sido así, y una vez conseguida en el grado que sea, mantenerla, defenderla, que si pueden poco a poco nos la irán quitando. Ánimo y es muy bueno que hayas trasladado tu historia a un libro, la cultura es el arma, si sabemos oo que podemos ser y lo que tenemos derecho, abusarán menos.
8 comentarios:
Amigo silvo, las mujeres tenemos aún muchas barreras que destruir. Y son muchas las que sufren en todo el mundo. Gracias por poner esta entrada, compraré el libro.
Besos
Ya lo creo Hanna, cuando predomina la ley de la fuerza, en lugar de la fuerza de la ley es lo que suele pasar, de nada Hanna, es de justicia hacerse eco de esas atrocidades, y copraré el libro también ,hay que leerlo y aprender de esa vida. Besos
Cuando las cosas me van mal no puedo dejar de pensar que hay millones de personas en peor situación que yo y sobreviven. Esta mujer, como tantas otras (y tantos otros, desde luego) es un ejemplo de lo hija de puta que puede llegar a ser la vida. :-(((
Me gusta silvo lo que dices un beso AMIGO
esta claro que cuando la religion domina la vida poco se puede hacer son las que deciden las tradiciones de los paises donde se aplica. y ademas las religiones son machistas lo mismo da una que otras
Si hay muchA gente por, de hehco viendo casos somo este me entran dudas de sobre que nos quejamos, hay que ayudar, como se pueda para que estas cosas se acaben, en nombre de la libertad,saludos
Si pero no te pongas seria para decirlo, gracias Yoli, a mi me gusta tu alegría que siempre me levanta en mis bajones, Un abrazo y un beso AMIGA
La religión no debe dominar a una sociedad civil, como sucede en esos paises, es un atraso, y son machistas porque cualquier disculpa es buena para aprovecharse de lo que gusta si esto lo posee el/la más débil, anónimo,saludos
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