lunes, 10 de noviembre de 2008

«La mala suerte se cebó con él»






Andresín» era el hermano militar que teníamos algunos compañeros de la redacción de LA NUEVA ESPAÑA de Gijón. Pero de quien de verdad era hermano mayor Juan Andrés Suárez García era de nuestra compañera Miriam Suárez, una periodista vocacional que sabe contar como pocos las historias y recrearse en los detalles. Por eso, las llamadas familiares y, sobre todo, las que «Andresín» le hacía en alguna ocasión al periódico acabábamos viviéndolas con ella. Por lo mismo supimos de su inquietud cuando su hermano le adelantó que se marchaba a Afganistán. Especialista en telecomunicaciones, en transmisiones y aparatos eléctricos, nunca había participado en misiones internacionales. La suya había sido una gran trayectoria militar, la de un profesional muy solvente, pero en casa, entre Galicia, Canarias, Valencia o San Sebastián. Ni buscaba el peligro, como algunos de sus compañeros, ni lo rehuía. Por eso, Juan Andrés aceptó tranquilo -«es mi trabajo y también es una experiencia», les decía- lo que venía. Más que el destino en sí mismo o su exposición en ambientes hostiles, que no parecía probable, a toda la familia le preocupaba que la madre, Marisol, no aceptara de buen grado el desplazamiento. Porque para ella Afganistán, con todas las letras, suena a peligro. Y para Marisol García Peña, viuda desde hace tres años, la vida ya se le estaba haciendo bastante dura sin su esposo, José Antonio Suárez, «Siana», un siderúrgico de Ensidesa que falleció tras una fulminante enfermedad en enero de 2005. Los dos hermanos temían ahora una recaída de la madre y de su cuidado encomendó Juan Andrés a Miriam, como se lo pedía cada vez que venía de visita a Asturias. Una semana antes de partir hacia Afganistán Juan Andrés Suárez pasó por Gijón. Se llevó los mimos de los suyos, especialmente los de su hermana, y de ella recibió una bandera de Asturias y un banderín del Sporting que, como siempre hizo en cada uno de los lugares que fueron su casa, pensaba colocar en lugar destacado para recordar los colores del cariño. También se llevaba el encargo de la hermana periodista y de su jefe para, si tenía oportunidad, hacerse alguna foto que ilustrara un bonito reportaje. Sólo en una ocasión anterior la periodista había «explotado» a su hermano militar, y fue para ponerle una de las muchas caras a la ilusión sportinguista por el ascenso a Primera División. Él mismo mandó las fotos, hechas en su entorno de trabajo, en la base militar de Pontevedra, con el escudo rojiblanco presidiendo en su mesa de trabajo y logrando, además, contagiar de su entusiasmo a otros compañeros, que posaron con él con el pulgar en alto por la victoria. En Afganistán es posible que sus enseñas no hayan salido ni del petate, porque, como explicaba Miriam, aún se encontraba en fase de estancia provisional. Por eso mismo, aún no había dado una dirección de contacto a su gente, ni postal, ni electrónica. Y por eso sólo llamaba de vez en cuando desde un móvil con número oculto. Para toda su familia estaba marcado en rojo en el calendario el día 10 de noviembre. Hoy mismo. Era la fecha prevista para que la instalación del militar en Herat se hiciera como es debido, con habitáculo propio y dedicado a lo suyo, las telecomunicaciones, lo que le facilitaría el contacto con su gente y la llegada de algún «paquetín» que ya tenían previsto hacerle llegar. Por eso, nadie esperaba que fuera él uno de los que integraban el convoy que fue objeto del ataque suicida en el distrito de Shindand. «La mala suerte se cebó con él; si no hubiera sido ahí, hubiera sido en otra parte», decían ayer los suyos. La llamada de un capitán a la hermana, rayando las dos y media de la tarde, les confirmó que era el brigada Suárez el nombre que no querían escuchar. El de la segunda víctima, cuya filiación no había mencionado la ministra Carme Chacón en su rueda de prensa porque aún no se había podido avisar a la familia. Su pareja, Chelo Muiño Cobas, no tenía operativo su móvil, y su hermana, el segundo teléfono de contacto que facilitó el militar para cualquier emergencia, estaba trabajando pero ya tenía el alma en vilo, porque conocía breves retazos de lo sucedido en Afganistán. Recibió como pudo el pésame de los mandos militares y sólo pidió y suplicó que «nos lo traigan pronto». «Es terrible, lo más terrible. No lo vamos a superar nunca», dice la hermana del último soldado asturiano muerto en acto de servicio, que, en vano, intenta aliviar a una madre sin consuelo.Juan Andrés Suárez García era, sobre todo, un forofo del Sporting. Celebró como el que más la victoria de su equipo y de ello dejó constancia en LA NUEVA ESPAÑA, remitiendo unas fotografías desde el cuartel pontevedrés de Figueirido (arriba). Era también un gran esquiador -sobre estas líneas, con su compañera Consuelo Muiño- y, sobre todo, una persona prudente, muy responsable, con retranca asturiana y un gran baluarte para su familia, que siempre estaba pendiente de su «Andresín».



Hoy quiero rendir un homenaje al periódico que me lleva acompañando desde hace ya años y que está siendo básico para el desarrollo de este blog por lo que traigo a colación la muerte de este militar de Mieres, en Afganistán, para dar mi más sentido pésame a toda la familia de Andrés, a la familia de La Nueva España y en especial a su hermana Miriam, por ello y, al menos de momento, no voy a entrar en el análisis de la oportunidad o no de la presencia militar de nuestras tropas en paises extranjeros, sea en misión humanitaria o no, ni siquiera en la política que ha desencadenado esta presencia, quiero desde aquí, solamente dar el pésame a todos los que apreciaban a Andrés y a todos los que aprecian a su familia, incluidos los del citado medio de comunicación. Ni más sentido pésame




4 comentarios:

Anónimo dijo...

el pesame para las familias.
y una observacion que vengo escuchando hoy todo el dia en varios medios.
Todos vienen a decir que esto es el tributo que se paga por defender la democracia y yo me revelo contra esta mentira;
todos estamos preparados por si ocurre un acidente pusto que puede pasar alli o aqui.pero no mandamos soldados como tributo para que los asesinen para eso mejor no mandarlos.

pro_magicalonso dijo...

Mi más sentido pésame a su familia y para la de todos los soldados muertos hasta ahora.

silvo dijo...

Tengo mi opinión sobre el tema y he dicho que no la voy a expresar en esta entrada ya que pretendo hacer un homenaje a las víctimas y todos sus seres queridos, ya tendré ocasión de expresarla en otro momento,saludos

silvo dijo...

pro_magicalonso, aprovecho tu comentario para hacer extensiva también mi condolencia a todos los seres queridos de todos los soldados fallecidos.

Gracias