domingo, 9 de noviembre de 2008

El valor de las cosas

Siempre subestimamos el valor de las cosas, nos parecen más importantes ( mejores ) las que no tenemos, hay una extraña razón en ello, quizá nos mueva alguna tendencia perteneciente a nuestra naturaleza animal, se heredan los hábitos también, el aprendizaje es en todo, si un animal está expuesto, durante un tiempo prolongado al peligro, al cabo de algunas generaciones puede, un descendiente suyo, reaccionar protegiéndose cuando no ha visto aún ese peligro.

Bien , resulta que lo que era importante, no se sabe por qué, de repente deja de serlo, y cuando no lo tenemos vuelve a serlo, hay algo en la naturaleza humana que lleva a obrar de una forma tan incoherente, incoherente para quien observa este fenómeno desde un punto de vista neutral, hay muchos ejemplos, el/la interesado/a está obrando muy correctamente según su conciencia, sin embrago, el neutral está pensando lo mal que está midiendo la otra persona, lo mal que está analizando, las situaciones.

No hablo del egoismo, aunque lo parezca, que el/la egoista ya puede tener un Mercedes que ha de desear tu seiscientos, hablo de esa especie de acostumbrarse a lo que se tiene que hace que no parezca importante, incluso lo que antes parecía más importante, bien pues resulta, muchas veces, que al regreso a la situación inicial, se vuelve a ver lo importante que aquello era, incluso puede parecer más importante, muchas veces lo visto fuera de lo acostumbrado es pura fachada, lo malo es cuando el intento de recuperación del estatus anterior ya es tarde.

6 comentarios:

pro_magicalonso dijo...

Yo creo que el valor de las cosas las sabemos realmente cuando las tenemos y las perdemos ahí aprendemos a valorar ciertas cosas.
Saludos

silvo dijo...

A eso es precisamente pro_magicalonso a lo que intento referirme, por qué tenemos que pasar esa etapa de estar sin ellas para comprender su valor, a qué se debe que nos parezca cotidiano ese valor, quizás sea el parecernos seguras o tal vez sea la propia costumbre en sí.Saludos

Anónimo dijo...

Ya sabes, ahora aplícatelo a tí jaja.

Un abrazo

silvo dijo...

Y tu a tí, no te fastidoia... jajaja, gracias Yoli

creo que nos pasa un poco a tod@s es consustancial al ser humano


Un abrazo

Tordon dijo...

La culpa de todo la tiene la maldita rutina, que actua como una camisa de hierro.
Nos acostumbramos a la excelencia y sufrimos cuando la perdemos, porque hemos hecho de lo fácil una necesidad.

Saludos cordiales

silvo dijo...

La rutina es culpable de acabar con la ilusión, sin embargo a menudo la buscamos, consciente o inconscientemente, parece que aporta seguridad y sin embargo es foco de muchos males.

Saludos Tordon