Robin Hood robaba a los ricos para dárselo a los pobres. La acusación a la que se enfrenta el banco estadounidense Goldman Sachs es justamente la contraria y carece por completo de cualquier justificación romántica: tomaba el dinero de los ciudadanos normales para entregárselo a sus amigos, a los más ricos de entre los ricos. Por el medio Goldman Sachs y su socio, el especulador John Paulson, sacaron también una buena tajada.
Hasta ahora el papel conocido en el origen de la crisis económica de los grandes bancos financieros estadounidenses se centraba en dos maniobras polémicas, muy posiblemente cercanas al fraude pero lejos del atraco con una media tapando la cabeza, que es a lo que más se parece el último escándalo Goldman.
Hasta ahora sabíamos que esos bancos convencían a gente con recursos limitados para que firmasen hipotecas que no podrían pagar si la bonanza económica se acababa. También sabíamos que esos mismos bancos no se quedaban con el riesgo que suponían esas hipotecas sino que las empaquetaban con un bonito papel y un lazo en productos financieros de alto riesgo que distribuían en el mercado financiero. Quienes se hipotecaban o compraban esos extraños productos desconocían la letra pequeña y los grandes riesgos que corrían, pero al menos sabían que estaban adquiriendo una casa o unos valores.
Pero la denuncia de la Comisión del Mercado de Valores (SEC, en inglés) contra Goldman Sachs revela, al menos si las acusaciones se confirman, prácticas de otra magnitud, un verdadero saqueo: Goldman y Paulson ponían en el mercado unos paquetes avalados por su prestigio y diseñados para que se hundieran al mismo tiempo que vendían otros productos que apostaban por la caída del valor de los primeros. Así, el dinero fluía rápidamente de las cuentas de los que compraban el primer producto a las de los clientes más exclusivos, a los que se les ofrecía el segundo.
El Nobel de Economía Paul Krugman resume que la SEC acusa «a los tipos de Goldman, por mucho mocasín de Gucci que lleven, de dedicarse a lo que equivale a un saqueo de cuello blanco». Este profesor de Princeton resalta que, tras años y años de desregulación bancaria, podría ser inmoral, pero era perfectamente legal vender a la vez un producto a un cliente y ofrecerle a otro que apostase por la caída de aquél. Pero es que en este caso la acusación es de «haber creado y sacado al mercado valores deliberadamente diseñados con la intención de que se hundieran, para que clientes importantes pudieran sacar dinero de ese fracaso». Krugman lo llama «saqueo».
Goldman creó en 2007, cuando la época de bonanza económica empezaba a llegar a su fin, un paquete financiero a base de «subprimes», llamado «Abacus», que ofrecía a sus clientes como refugio seguro para sus inversiones. La entidad permitió que Paulson eligiera a su antojo las hipotecas que iban a perder valor y que se iban a incluir en «Abacus», y lo ayudó a apostar en contra de esta cesta. Lo que no sabían los clientes que compraron estos complejos productos financieros es que su adquisición estaba condenada al fracaso. El banco ocultó a los inversores que Paulson estaba detrás de estos productos, y, por supuesto, no les dijo nada de que éste iba a jugar a la contra. El saldo del engaño ha salido ahora a la luz: Paulson ganó más de ocho mil millones y su fondo ayudó a Goldman a ingresar 15 millones en comisiones.
Goldman Sachs ha rechazado las acusaciones de la SEC por ser «completamente infundadas» y auncia que defenderá su prestigio «con vigor». También ha resaltado que los compradores de «Abacus» sabían lo que hacían: «Son instituciones con gran experiencia en el mercado de deuda».
Las investigaciones del regulador estadounidense señalan ya a nuevos culpables y desvelan que ha habido más entidades financieras que han llevado a cabo prácticas similares. De momento, el de Goldman ha sido el único nombre que ha saltado a la palestra. Algunos medios americanos especulan con que varios bancos han contribuido a comercializar a un producto análogo a «Abacus», pero esta vez con el nombre de «Magnetar». Otro exótico producto financiero nacido al calor del «boom» inmobiliario.
El escándalo en torno a Goldman ha propiciado que el presidente estadounidense Barck Obama haya decidido adelantar su reforma del mercado financiero. Krugman entiende que «la creación de una oficina de protección del consumidor», como propone Obama, «podría haber ayudado a limitar los préstamos depredadores». También ayudará a controlar estas prácticas la propuesta que está sobre la mesa del Senado americano de limitar la concesión de préstamos incobrables. Krugman afirma que «si no aplicamos mano dura, los chanchullos seguirán».
lne
Bueno vemos que nadie tiene ética estos apostaban a sabiendas para que gente de dinero ganara más, cargándose a lo que no iba a poder hacer frente a sus compromisos y de paso mandar al carajo todo el sistema financiero mundial, siempre lo doje si donero hay pero no está en circulación, que les empapelen que no hay derecho
Clasificación GP de Malasia 2011
Hace 13 años
2 comentarios:
Son unos sirvenguenzas.Un abrazo
Auténticos sinvergüenzas, que les empapelen
Un fuerte abrazo pro_mágica
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