miércoles, 30 de noviembre de 2011

El manual de control de Lovell del Apolo XIII vendido en subasta



"Houston, tenemos un problema". Con esta frase comenzó uno de los episodios más famosos y angustiosos de la carrera espacial. Tras la explosión de un tanque de oxígeno durante su viaje a la Luna, en abril de 1970, los tres tripulantes de la misión 'Apollo 13' a punto estuvieron de perder la vida. La salvaron gracias al excelente trabajo conjunto de los tres astronautas y del equipo de la NASA en el centro de control de Houston.

Los complejos cálculos que tuvieron que realizar para lograr que la nave regresara a la Tierra en tan precarias condiciones quedaron plasmados en un manual de control que el comandante de esta misión, James Lovell, ha puesto a la venta.

La casa de subastas por internet Heritage Auctions ha sido la encargada de vender tan preciado recuerdo de la carrera espacial.

La puja por Internet se cerró el martes por la noche, alcanzando los 45.000 dólares (unos 33.000 euros), una que supera con creces las expectativas de la empresa, que esperaba recaudar entre 25.000 y 35.000 dólares (entre 19.000 y 26.000 euros). Este miércoles se adjudicará el cuaderno durante la subasta presencial que se celebra en Dallas desde las 10 de la mañana, hora local (17 h. en España).

Cálculos bajo extrema presión

'Apollo 13, fue la séptima misión tripulada del Programa 'Apollo' y la tercera que debía alunizar. Los astronautas James Lovell, Jack Swigert y Fred Haise conformaban la tripulación de la nave, que fue lanzada el 11 de abril de 1970.

La explosión en un tanque de oxígeno el 13 de abril, en pleno vuelo a la Luna, cambió el rumbo de la nave, les impidió llegar a su destino y puso su vida en grave peligro. Su única esperanza era utilizar el módulo lunar como vehículo salvavidas y emplear las escasas reservas de oxígeno y la energía de la que disponían para intentar recorrer los 320.000 kilómetros que les separaban de la Tierra.

El manual de control, de 70 páginas, recogía las instrucciones y los 59 procedimientos que debían seguir para activar el módulo lunar. El cuaderno está lleno de anotaciones manuscritas a lápiz realizadas por el comandante Lovell para emprender el viaje de vuelta. Desde el módulo de mando que pilotaba, Jack Swigert le dictaba las coordenadas. Después, Lovell tenía que calcularlas y transferirlas al sistema del módulo lunar.

El principal problema, asegura, era la falta de tiempo. Apenas tenía 15 minutos antes de que el módulo de control quedara inservible y no disponía de supercalculadoras que le facilitaran la tarea. Para verificar los cálculos y evitar errores, el centro de Houston hizo los mismos cálculos a la vez. La escasez de energía complicó la transmisión de instrucciones, que sólo podían hacer de forma oral. Era su única posibilidad de llegar a la Tierra y el más mínimo fallo hubiera significado la muerte de la tripulación.

elmundo

Lo del Apolo XIII fue una experiencia vivida con angustia que tuvo final felis, la película divertida, varios miles de euros que se han pagado por el manual de Lovell

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