jueves, 26 de enero de 2012

El cuadro más feo del mundo



En algún momento de nuestra vida, todos nos hemos extrañado del precio alcanzado por algunos cuadros que no solo somos incapaces de interpretar, sino que consideramos feos de solemnidad. Hay quien piensa que el arte se ha convertido en un negocio en el que lo que importa no es el talento, sino la capacidad de algunos marchantes para especular. El periodista estadounidense Paul Jordan-Smith lo demostró.
Tenemos todos los detalles en la bitácora «Memorabilias», que nos propone viajar hasta 1924, una época en la que las vanguardias vivían su máximo apogeo y las galerías no daban abasto a las peticiones de los nuevos ricos, desconocedores del arte, que solo buscaban la inversión un mundo acotado hasta entonces a intelectuales. En este terreno abonado para los especuladores, el profesor de latín, periodista, exteólogo y crítico de las nuevas vanguardias Paul Jordan-Smith desarrolló un plan para poner en evidencia los nuevos «valores» del arte, tratando de pintar y vender el cuadro más absurdo que se le pudiese ocurrir. A pesar de que nunca había cogido un pincel, en apenas 20 minutos consiguió completar su primera «obra de arte». El cuadro, titulado «Exaltación», representa una aborigen con cara de gorila y de alguna remota cultura isleña agitando un plátano sobre su cabeza. En realidad quiso dibujar una estrella de mar pero no fue capaz de representarla. Tras pintar el cuadro, Jordan-Simth se inventó a su autor, el artista ruso Pavel Jerdanowitch, fundador del movimiento de vanguardia del Desombracionismo. Convertido en el falso representante del ficticio pintor, introdujo su obra en los círculos artísticos de Nueva York, llegando a exponerla en la célebre galería Waldorf Astoria, a finales de 1925. Esta exposición atrajo la atención de la crítica y ofertas de distintas galerías para que el extravagante artista presentase una nueva obra. El engaño se alargó durante todo el año 1926. Después de que las obras de Jerdanowitch fueran seleccionadas para ser incluidas en «El Libro de Oro del Arte Moderno», Jordan-Smith desveló el engaño en Los Ángeles Times. Lo peor de todo es que, lejos de admitir la corrupción imperante en su negocio, los críticos afirmaron que el profesor Jordan-Smith había triunfado gracias a su «talento y ciertas dotes artísticas». Incluso recibió varias ofertas para seguir pintando.

abc

Siempre ha habido obras de arte que nos han sembrado dudas en cuanto a su valoración, vemos que parece importar más la opinión crítica que la propia obra, hay quen ha puesto a niños de 3 años a pintar un cuadro, le hemos visto en un vídeo en el blog y lo que decían los entendidos, este es un ejemplo más

4 comentarios:

Paula dijo...

horrendo je

silvo dijo...

Jaja y le encontraban si aquel jaja, besos Paula!

Verónica O.M. dijo...

Hay engaño en todo, es una pena.
Y el cuadro parece pintado por un niño pequeño, aún es más pienso que el lo haría mucho mejor todavía.
Besos

silvo dijo...

Cierto, parece importar más la opinieón de quienes presumen de saber que lo que debe dictar una obra de arte, besos y buena noche Verónica!