martes, 1 de diciembre de 2009

José Emilio Pacheco, el Cervantes 'turulato'




Turulato. Patidifuso. Así se definía el poeta José Emilio Pacheco (Ciudad de México, 1939) cuando alguien lo despertaba "a diez para las siete" desde el otro lado del Atlántico y le daba la noticia de que había ganado el Cervantes. "Me quedé mudo", reconoció ante los periodistas. Poco después de recibir la noticia, se servía un café, que ahí se iba a quedar. Mientras los periodistas y amigos comenzaban un torrente de llamadas, el café se enfriaba. Pero no es que importara.

"Me siento muy bien, muy agradecido, pero también sumamente desconcertado, porque no he acabado de asimilar el Premio Reina Sofía y todavía me faltan tres actos de la Feria de Guadalajara", dijo. El flamante Premio Cervantes 2009 se tomó su tiempo para llegar hasta la sala donde se había montado con urgencia una conferencia de prensa en la propia feria, la mayor cita editorial del mundo hispano. Apenas sí sabía cómo había podido ducharse y afeitarse esa mañana.

"Lo que no sé es lo que dice el acta del jurado, solo sé que la ministra de Cultura leyó un poema mío", apuntó un tanto acelerado. Se cambió de gafas –una exhibición de vejez, añadió- y leyó para todos la susodicha pieza, "En defensa de la ñ". Se le notaba que lo desbordaba la alegría y que se sentía como si celebrara su cumpleaños con todos sus allegados. El ensayista, poeta, traductor, adaptador teatral y guionista, receptor de múltiples premios nacionales e internacionales a lo largo de su trayectoria, regalaba firmas a diestra y siniestra y se dejaba apapachar.

"¿Ya es 30 de noviembre?", se sorprendía cuando el escritor Benito Taibo le acercaba su obra poética completa para que se la firmara. Más de 800 páginas, una hazaña que desmontó con el argumento de que entre cinco décadas salían a más o menos 14 o 15 por año.

José Emilio y el cerco de Numancia
Su experiencia con Cervantes, relató –además de haberse leído el Quijote tres veces y adorar las Novelas Ejemplares-, pasa por una adaptación que hizo para el teatro de 'El cerco de Numancia'. Fue una experiencia curiosa, contó, ya que los actores pensaron que había introducido varios mexicanismos en el texto, lo que les daba risa, y él hubo de aclarar que no, que eran frases originales de Don Miguel. Pero por si acaso, no fuera a sonarle raro también al patio de butacas, las eliminó. Alterar una línea de texto era siempre algo problemático, por la minuciosidad de la construcción cervantina, y reducir el número de actos fue un sacrificio que hubo de hacer.

Cuando fue a cobrar el 4% del beneficio que había pedido en lugar del sueldo, le tocaron 36 pesos (unos tres dólares). “Mejor compramos un ramo de flores”, se carcajeó.

No podrá encerrarse a escribir
También rechazó en su día dar una conferencia cervantina en Guanajuato, porque no se considera un experto en la materia. “Estaba muy bien pagada, cinco mil dólares, pero…”, arguyó. Irónicamente, ahora ha de preparar un discurso sobre el tema para recibir el premio. Pacheco lucía encantado, y, como siempre dice lo mismo en las entrevistas, les dijo a los periodistas, ofreció inventarse una biografía imaginaria, dado el alto número de preguntas que habrá de contestar en el próximo año. “Yo decía, termino la feria de Guadalajara, y por lo menos me encierro a escribir seis meses”, expuso.

Aun le queda por delante, al menos, una mesa con críticos literarios en la Fil y un encuentro con mil jóvenes para explorar de nuevo una de sus novelas más queridas, 'Las batallas en el desierto'. Este artista de la palabra es poseedor de múltiples facetas literarias: tan pronto lanza una inquietante poesía, a caballo entre un panorama sombrío y la esperanza, como escribe un guión de cine con Arturo Ripstein o adapta a las tablas 'Un tranvía llamado deseo'. Entre los premios que adornan su carrera está el Nacional de Periodismo Cultural, el Nacional de Literatura y Lingüística, el Malcolm Lowry por su trayectoria en el campo del ensayo o el Iberoamericano de Letras José Donoso.

Sólo anoche, en un recital de sus poemas que le dedicaron sus amigos poetas y le puso frente a un público entregado, daba la impresión de ser una estrella con ganas de retirarse ya de los escenarios, esquivando con modestia –real- los elogios, buscándose fallos a sí mismo. "Ahora se pone más difícil la cuestión", reconoció. Pues sí, José Emilio: ¡El show debe continuar!”.


elmundo

Felicidades a José Emilio por su premio Cervantes, se le nota feliz, y a Mexico que celebra los éxitos de los suyos, muy trabajador y sabui este hombre

2 comentarios:

pro_magicalonso dijo...

No le conozco de nada, pero felicidades por el premio. Un abrazo

silvo dijo...

Es persona muy activa, está supercintento

Un fuerte abrazo pro_mágica