Detenido por forzar la puerta de una sucursal bancaria para dormir en sus sillones

Los agentes de la Policía Local de Granada que acudieron el pasado fin de semana a un aviso de robo en un banco no se lo acababan de creer. La sucursal de una caja de ahorros en pleno centro de la capital, en la calle Gran Vía, había sido forzada, pero el asaltante no pretendía hacerse con la caja y huir, sino, simplemente, buscar un sitio cómodo para dormir. Era un vagabundo que se había acomodado en los sillones de espera junto al despacho del director y roncaba a pierna suelta.

La imagen del indigente que busca resguardo del frío y la lluvia en el cajero es tristemente habitual, no sólo en Granada. Con todo, la ciudad tiene graves problemas de falta de albergues y camas respecto al número de transeúntes y personas sin hogar que se calcula que hay en sus calles. Más con proyectos como el de la Asociación Calor y Café parados por el rechazo de los vecinos y los pocos centros disponibles alejados del centro de la ciudad, donde estas personas ejercen de músicos callejeros o, simplemente, pedigüeños, por ser la zona de mayor afluencia de turistas.

El joven, de apenas 25 años, es natural de Ronda y fue identificado como J.J.C.L. Presentaba dos heridas con sangre seca en la cabeza aunque, según indicó a los agentes, se produjo porque "se había caído". Durante su declaración, admitió sin ningún problema que había entrado a la fuerza en la entidad bancaria con la intención de dormir.

De esta manera, la dotación de municipales que sorprendió al indigente, según ha comunicado el portavoz de la Policía Local, se limitó a despertarlo y dar cuenta del asalto, aunque no del intento del robo.

Tramitados los pasos necesarios, el joven fue detenido y pasó la noche en los calabozos del Cuerpo Nacional de Policía. Probablemente, más cómodo que si se hubiese limitado a la opción "legal" de dormir en el suelo y a la intemperie, aunque eso sí, ahora con antecedentes penales

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Si solamente quería dormir y está demostrado, ahora le fichan con antecedentes, menos mal que no le acusan de intento de robo que podría producirse tras descansar, en fin los dillones eran demasiada tentación