Georgina Chervony Lloren, enferma de cáncer, le había dicho a su hija cómo quería que fuera su funeral.
La anciana le había pedido estar sentada en su mecedora favorita con el vestido que llevó en su segunda boda hace 32 años.
La hija, cuando su madre murió, el pasado fin de semana, organizó todo con una funeraria en San Juan, Puerto Rico, con experiencia en despedidas 'sui generis'.
Georgina Chervony Lloren fue sentada en su mecedora de forros coloreados y rodeada de flores, como si estuviera durmiendo la siesta.
telecinco
Está bien complacer a los finados pero también hay que pensar en los vivos, menuda impresión daría
4 comentarios:
¡¡noo, que horror!!!
ya se por si los velorios no me gustan (nisiquiera me acerco al cajon), ¿imagínate si el muertito lo velan de sentado?, horrible!
Tremendo Paula, besos!
Respetar la última voluntad en ocasiones debe costar.
Besos
En este caso mucho, debe ser tremendo esto, besos y buen día Verónica!
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