martes, 26 de agosto de 2014

Vasili Grossman

Lo principal era que los hombres son hombres, sólo después son obispos, rusos, tenderos, tártaros, obreros ¿lo comprende? Los hombres no son buenos o malos por según si son obreros u obispos, tártaros o ucranianos; los hombres son iguales en tanto que hombres

La vida se extingue allí donde existe el empeño de borrar las diferencias y las particularidades por la vía de la violencia


Qué feroces y maravillosos pueden ser los ojos de un ser humano que por una fracción de segundo ha reconquistado la libertad


El totalitarismo no puede renunciar a la violencia. Si lo hiciera, perecería. La eterna, ininterrumpida violencia, directa o enmascarada, es la base del totalitarismo


Todos eran débiles, tanto justos como pecadores. La única diferencia era que un hombre miserable, cuando realizaba una buena acción, se vanagloriaba de ella toda la vida, mientras que un hombre justo no reparaba en sus buenas acciones, pero recordaba durante años un pecado cometido


El denomador común es que son personas así que hay que acudir a él, no se pueden sumar fracciones si no es así, se vuelven malos no lo son porque sí

Esta segunda que se la apliquen quienes se creen diferentes por color, sexo y hasta idioma, no es así y hay que respetarlo pero pido desde aquí que ellos respeten también y que no se inventen diferencias en interés propio

No son feroces esos ojos son expresivos de forma total, la libertad es fundamental y no somos nada sin ella

Eso es básico en los totalitarismos, como no admiten otros pensamientos los quieren acallar

Esta quinta es muy cierta y debemos reflexionar en ella ya que vemos la diferencia clara entre nobles e indignos

2 comentarios:

Verónica O.M. dijo...

Me quedo mejor con tus opiniones.
Besos, buena noche

silvo dijo...

Gracias Verónica :-), besines!