Criaderos de ostras en Brooklyn. Acuicultura a los pies de la estatua de la Libertad. Arrecifes de vidrio reciclado en Staten Island. Una barrera verde y pantanosa aldedor del bajo Manhattan. Una ciudad acuática a la sombra del puente Verrazano...
Cinco propuestas para reinventar el imponente estuario del río Hudson y proteger al mismo tiempo Nueva York contra los efectos más acuciantes del cambio climático: la subida de las aguas y el impacto de las tormentas. La convocatoria partió del MOMA y ha provocado la respuesta entusiasta de los estudios más pujantes de la Gran Manzana, unidos en esta misión deseable y posible.
“Trabajar con la naturaleza”, ése ha sido el lema común que inspira los cinco proyectos de “Rising Currents” (“Corrientes Ascendentes”), la exposición recién inaugurada en la segunda planta del MOMA. En vez de diques, compuertas y canales, los arquitectos despliegan una panoplia de soluciones insospechadas y “naturales”.
Arrancamos el recorrido con “Working Waterline”, del estudio de Matthew Baird, en el que ha colaborado una joven arquitecta española: María Milans del Bosch. “Nuestro reto era integrar ecológicamente un paisaje industrial y portuario y adaptarlo a las nuevas necesidades de lal ciudad”, relata María, que nos hace viajar a la vasta e “invisible” entrada del puerto de Nueva York.
Allí, entre los muelles de la Segunda Guerra Mundial y los restos de barcos hundidos, el estudio de Matthew Baird concibe el reaprovechamiento de tanques abandonados como plantas de biocombustible (a partir de aguas negras) y la creación de un centro de reciclaje de vidrio donde se fabricarían la piezas de un arrecife artificial. Los neoyorquinos podrían tener desde aquí una perspectiva nueva y muy real del entorno de su ciudad, con atracciones como el “subacuario”, para familiarizarse con la fauna marina local.
A lo lejos, en la “zona cero”, los arquitectos Adam Yarinsky y Stephen Cassell del estudio ARO se enfrentan a un acuciantes reto: como proteger el Bajo Manhattan de aquí al año 2100 de una potencial subida de las aguas de seis pies (de acuerdo con las proyecciones de algunos científicos).
“A New Urban Ground”, que así se llama la propuesta, huye de las viejas infraestructuras de hormigón y propone soluciones “blandas” como la creación de orillas graduales en el Hudson y el East River, protegidas una barrera verde de plantas resistentes a la sal que contribuyeran a regular de un modo natural las mareas. Hasta Broadway y Wall Street se extendería entre tanto la nueva red de aceras “permeables”, que permitirían aprovechar y canalizar el agua de la lluvia.
En Brooklyn, a la altura del hipercontaminado Canal Gowanus, Kate Orff, Scape / Landscape Architecture proponen una solución que han bautizado como “Ostratectura”. Se trataría de habilitar criaderos de ostras para “repoblar” todo el estuario y contribuir no sólo a la limpieza del agua, sino a la contención de las olas y las corrientes, a la protección contra las inundaciones y a la creación de impagables barreras naturales.
En otra zona bastante frecuentada, la que se extiende entre la estatua de la Libertad y Governors Island, la propuesta de LTL Architects consiste en la creación de una red de estructuras o “dedos” consagrados a la acuicultura, biorremediación, invernaderos y huertos urbanos para dar una nueva utilidad a los terrenos baldíos y “ocupados” durante la creación del puerto de Nueva York.
Nos despedimos con la Ciudad Acuosa de Eric Bunge y Mimi Hoang, de nArchitects: una Venecia del siglo XXI que aspira a ser un nuevo paradigma de ciudad que pueda controlar y absorber la subida de las aguas, construida sobre una infraesctructura “dinámica y cambiante que trabaja con la naturaleza y no contra ella”.
elmundo,
Está bien saber que se cuentan con ideas para paliar el efecto de subida del nivel del mar en New York, lo mejor es revertir, ne lo que se pueda, el casmbio y lo segundo estudiar formas de paliarlo y estas son algunas ideas
Cinco propuestas para reinventar el imponente estuario del río Hudson y proteger al mismo tiempo Nueva York contra los efectos más acuciantes del cambio climático: la subida de las aguas y el impacto de las tormentas. La convocatoria partió del MOMA y ha provocado la respuesta entusiasta de los estudios más pujantes de la Gran Manzana, unidos en esta misión deseable y posible.
“Trabajar con la naturaleza”, ése ha sido el lema común que inspira los cinco proyectos de “Rising Currents” (“Corrientes Ascendentes”), la exposición recién inaugurada en la segunda planta del MOMA. En vez de diques, compuertas y canales, los arquitectos despliegan una panoplia de soluciones insospechadas y “naturales”.
Arrancamos el recorrido con “Working Waterline”, del estudio de Matthew Baird, en el que ha colaborado una joven arquitecta española: María Milans del Bosch. “Nuestro reto era integrar ecológicamente un paisaje industrial y portuario y adaptarlo a las nuevas necesidades de lal ciudad”, relata María, que nos hace viajar a la vasta e “invisible” entrada del puerto de Nueva York.
Allí, entre los muelles de la Segunda Guerra Mundial y los restos de barcos hundidos, el estudio de Matthew Baird concibe el reaprovechamiento de tanques abandonados como plantas de biocombustible (a partir de aguas negras) y la creación de un centro de reciclaje de vidrio donde se fabricarían la piezas de un arrecife artificial. Los neoyorquinos podrían tener desde aquí una perspectiva nueva y muy real del entorno de su ciudad, con atracciones como el “subacuario”, para familiarizarse con la fauna marina local.
A lo lejos, en la “zona cero”, los arquitectos Adam Yarinsky y Stephen Cassell del estudio ARO se enfrentan a un acuciantes reto: como proteger el Bajo Manhattan de aquí al año 2100 de una potencial subida de las aguas de seis pies (de acuerdo con las proyecciones de algunos científicos).
“A New Urban Ground”, que así se llama la propuesta, huye de las viejas infraestructuras de hormigón y propone soluciones “blandas” como la creación de orillas graduales en el Hudson y el East River, protegidas una barrera verde de plantas resistentes a la sal que contribuyeran a regular de un modo natural las mareas. Hasta Broadway y Wall Street se extendería entre tanto la nueva red de aceras “permeables”, que permitirían aprovechar y canalizar el agua de la lluvia.
En Brooklyn, a la altura del hipercontaminado Canal Gowanus, Kate Orff, Scape / Landscape Architecture proponen una solución que han bautizado como “Ostratectura”. Se trataría de habilitar criaderos de ostras para “repoblar” todo el estuario y contribuir no sólo a la limpieza del agua, sino a la contención de las olas y las corrientes, a la protección contra las inundaciones y a la creación de impagables barreras naturales.
En otra zona bastante frecuentada, la que se extiende entre la estatua de la Libertad y Governors Island, la propuesta de LTL Architects consiste en la creación de una red de estructuras o “dedos” consagrados a la acuicultura, biorremediación, invernaderos y huertos urbanos para dar una nueva utilidad a los terrenos baldíos y “ocupados” durante la creación del puerto de Nueva York.
Nos despedimos con la Ciudad Acuosa de Eric Bunge y Mimi Hoang, de nArchitects: una Venecia del siglo XXI que aspira a ser un nuevo paradigma de ciudad que pueda controlar y absorber la subida de las aguas, construida sobre una infraesctructura “dinámica y cambiante que trabaja con la naturaleza y no contra ella”.
elmundo,
Está bien saber que se cuentan con ideas para paliar el efecto de subida del nivel del mar en New York, lo mejor es revertir, ne lo que se pueda, el casmbio y lo segundo estudiar formas de paliarlo y estas son algunas ideas
2 comentarios:
Interesante. Un abrazo
Sí, es una alegría que sirjan ideas, puede salir algo muy omportanta para todos, no solamente para New York,
Un fuerte abarzo y gracias pro_mágica
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