lunes, 3 de noviembre de 2014

Tenía sida y sus amantes se enteraron en su funeral

Al menos una 40 jóvenes de la localidad de Lothario, Rumanía, se están haciendo las pruebas del VIH para ver si el difunto Daniel Decu, de 24 años, les transmitió la enfermedad. Las chicas se enteraron a la vez en el funeral de este, dado que en ningún momento les dijo que padecía la enfermedad. A pesar de que se desconocía que padecía la enfermedad su condición estaba registrada por las autoridades sanitarias, y sólo se hizo público una vez realizada la autopsia, según recoge el Daily Mail.
El doctor Cornel Stanciu, el psicólogo de su familia, se enteró de que Daniel tenía la enfermedad y trató de hacer público su condición después de que el chico mantuviera relaciones sexuales con su hija. La madre de Daniel trató de frenarlo amenazándole con denunciarle si lo hacía. "Sabía que tenía varias "amigas" pero yo no podía hacer nada al respecto", argumenta el doctor Cornel.
Aquellos que conocían que el joven tenía la enfermedad y no dijeron nada, están siendo investigados por las autoridades locales, como su madre u otros miembros de su familia. En el Código Penal de Rumania, está estipulado que si una persona con sida transmite el virus puede tener una condena de entre 5 y 15 años de prisión. La ley no estipula que se tenga que informar, pero sí que se practique sexo seguro.
"Les intenté avisar sobre la legalidad, pero en ese momento me dijeron que no dijera absolutamente nada, y no lo hice. No me sorprende la situación en la que estamos ahora misma, porque tenía muchas amantes", comenta el doctor Cornel.
telecinco
El difunto era muy mala persona y quienes no intentaron evitar esos cantagios lo mismo

6 comentarios:

Amapola Azzul dijo...

Sí.
Besos.

Rafa Hernández dijo...

Mala persona y muy mala leche.

Abrazo silvo.

silvo dijo...

Un sinvergüenza, besos Amapola!

silvo dijo...

Ambas cosas, un abrazo Rafa!

Verónica O.M. dijo...

Ha jugado con la vida de personas, que mal ocurran estas cosas.
Besos

silvo dijo...

Ha querido fastidiar, besines Verónica!