martes, 12 de mayo de 2015

Baltasar Gracián


Hemos de proceder de tal manera que no nos sonrojemos ante nosotros mismos

Siempre y cuando tengamos la capacidad de sonrojarnos que parece perdida en casi tod@s

5 comentarios:

Rafa Hernández dijo...

Sonrojarnos, sobre todo ante la vergüenza ajena, es hasta saludable.

Abrazo silvo.

Verónica O.M. dijo...

Vergüenza ajena dan ciertas cosas.
Besos

silvo dijo...

Y tanto Verónica, besines!

AtHeNeA dijo...

Interesante...
En qué estación habrá quedado abandonada? Se habrá transformado en otra cosa? O.... Divagará esperando un .... Mañana.
..........

silvo dijo...

Sío, parece que se ontagia la falta de ella, a ver si ese mañana es conlo bueno de hoy en día y lo bueno que viene de atrás, saludos AtHeNeA